Orbis Tertius, vol. XXI, nº 24, e022, diciembre 2016. ISSN 1851-7811.
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria

Reseña/Review

 

 

Martin Lyons La cultura escrita de la gente común en Europa, c.1860-1920

 

Buenos Aires, Ampersand, 2016, Scripta Manent, 441 páginas.

CITA SUGERIDA
Chicote, G. (2016). [Revisión del libro La cultura escrita de la gente común en Europa, c.1860-1920, por Martín Lyons]. Orbis Tertius, 21(24), e022. Recuperado de http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/article/view/OTe022


En el año 2012 la colección Scripta Manent publicó la Historia de la lectura y de la escritura en el mundo occidental del historiador británico radicado en Sidney, Martin Lyons, libro que contribuyó en el ámbito hispánico a la difusión de las investigaciones señeras de este autor dedicadas a la historia de la lectura y la escritura. Este año la editorial Ampersand incorpora en la misma colección un segundo título del autor, La cultura escrita de la gente común en Europa, c.1860-1920, traducción de Julia Benseñor y Ana Moreno de la edición inglesa, The Writing Culture of Ordinary People in Europe, c. 1860 -1920, aparecido en Cambridge en 2013.

Al referirse a la “cultura escrita de la gente común” Lyons retoma el concepto de écritures ordinaires acuñado por Daniel Fabre para calificar los también denominados “egodocumentos” o “cultura anfibia” que transitan entre la oralidad y la escritura, entre la norma y el dialecto, y que remiten a textos producidos por personas que utilizan por primera vez la comunicación escrita. La calificación de estos documentos como “ordinarios” podría atender, según Lyons, a la procedencia social de los autores, pero en cambio considera que en algún punto esa calificación es peyorativa ya que los textos son portadores de contenidos sumamente importantes para la comprensión de la historia de las clases subalternas.

Entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX los desplazamientos producidos por guerras y migraciones determinaron que las personas escasamente alfabetizadas comenzaran a comunicarse por escrito. Por primera vez en la historia de Occidente la gente común debe asumir los desafíos de la literacidad, hecho que determina que la cultura escrita adquiera un rol central en las experiencias individuales de los europeos en tránsito. Esta innovación se tematiza en el libro, que a su vez ensambla muy exitosamente diferentes niveles de análisis, desde la perspectiva teórica del estudio de la escritura en las clases subalternas, a las historias de vida que permiten adentrarnos en las dimensiones sociales y psicológicas. En primer lugar, el libro retoma la larga tradición teórico-crítica de la lecto-escritura centrada hasta ahora en los testimonios de lectura y escritura privada de las clases altas pero no de las populares. La escasa documentación medieval y renacentista de registros fidedignos que testimonien la relación de las clases populares con la cultura escrita llevó a la afirmación de su inexistencia, con algunas excepciones como los datos aportados por los juicios inquisitoriales, de los que dan cuenta, entre otros, Carlo Ginzburg en El queso y los gusanos, o Margit Frenk en Entre la voz y el silencio. Lyons sostiene que historiadores muy preocupados por la historia de las clases subalternas como Peter Burke tuvieron un acercamiento oblicuo a sus formas de vida a través de la institución eclesiástica, los tribunales, las autoridades políticas o los folkloristas, pero no contaron con testimonios directos de sus prácticas. Lo mismo sucedió con la Escuela de los anales que brindó una antigua historia desde abajo basada en los comportamientos de una masa silenciosa sin identidad, centrada en el ámbito de lo colectivo y no en las realizaciones individuales. También los aportes de la Micro-historia italiana, la Alltagsgeschichte alemana, o la Escuela neomarxista británica ponen de manifiesto que todos se interesaron más en la acción pública que en las vidas privadas. Ante este desarrollo Lyons propone, en cambio, una nueva historia más individualizadora y más sensible a las voces de la gente común, un acercamiento directo a través de sus documentos los cuales, al menos a partir del siglo XIX, existen en abundancia a través del testimonio de miles de autores desconocidos que frecuentan géneros que no les eran familiares y que ofrecen una dimensión más humana del significado de la alfabetización, la guerra, la emigración, que la brindada por otros enfoques convencionales.

Tres temas centrales recorren el libro: la identidad nacional, la identidad personal y la relación entre lo oral y lo escrito. Estas perspectivas se relevan en el análisis de textos epistolares, aunque también se adentran en otros géneros escritos como el diario, la autobiografía o el libro de familia, hasta incursionar en las “tentaciones” literarias de los autores. Con este objetivo se estudia exhaustivamente la correspondencia de soldados franceses e italianos de la primera guerra mundial y de inmigrantes europeos (especialmente españoles, pero también italianos y polacos) a América.

A partir del siglo XIX los países industrializados europeos comenzaron campañas de alfabetización y modernización para revertir las altas tasas de analfabetismo de las clases populares con el propósito de insertarlas en el proyecto cultural de progreso burgués y en el mercado de trabajo. Los traslados obligados de personas durante la primera guerra mundial dieron lugar a la expresión escrita de sentimientos y opiniones que documentaron las tragedias existenciales, sometidas, en muchos casos, a las operaciones de censura de las respectivas instituciones. A través de las cartas enviadas por los soldados a sus familiares y amigos, podemos diferenciar la valoración de la Gran Guerra en Italia, donde no gozó del favor popular debido a que el sentido de identidad nacional de los campesinos italianos era endeble, o en Francia, donde se percibe un discurso patriótico-nacionalista más consolidado que, a su vez, se va cuestionando y resquebrajando a medida que transcurren las acciones en el frente de batalla. A través de una rica casuística, el libro de Lyons nos introduce en un tema poco explorado para las primeras décadas del siglo XX: la escritura como la forma de preservar la humanidad en situaciones límite, la posibilidad sobrevivir escribiendo, para intentar reconectarse con la familia, con el hogar, con la patria a través de la nostalgia, la saudade, la moriña.

En las cartas se ponen en evidencia distintos alcances del “pacto epistolar”; cartas secretas, escritura colaborativa, apelación a los diferentes receptores familiares y/o amigos, como también referencias a la literatura oralizada. Escritos todos influenciados por el dialecto, el habla oral, y el contacto producido entre la lengua de origen y la lengua de llegada que dejan constancia de las vidas en movimientos y su implicancia en la conceptualización de la familia, la aldea, la nación y los cambios culturales. Los documentos relevados por Lyons descubren distintos tipos de escribientes: los que sobre la marcha de las circunstancias deben desarrollar sus habilidades expresivas (a veces analfabetos que deben recurrir a ayuda de intermediarios), los que recibieron una educación escolarizada y reproducen fórmulas estandarizadas que son desbordadas por la experiencia concreta, o el grupo de las mujeres quienes generalmente permanecen en su hogar y escriben desde ese contexto doméstico. El intercambio epistolar de los emigrantes españoles e italianos, también obligados a dejar su patria no por la guerra sino por la crisis económica, transita idénticos recursos, pero en el caso de los españoles, cabe agregar que, si bienel diálogo sigue siendo de carácter privado, debe sumarse asimismo una importancia política en la refundación de las relaciones entre las ex-colonias y la metrópoli.

¿Por qué Martin Lyons eligió estudiar el proceso de la cultura escrita de la gente común en Francia, Italia y España? En primer lugar porque son tres países de población predominantemente agraria, no industrializada, en los que es factible analizar las variables de lengua, identidad nacional y educación estatal con distintos alcances. Los documentos considerados muestran al mundo campesino enfrentado a la modernidad y al mundo industrializado, pero a su vez evidencian las diferencias entre estos países en el éxito de los programas de alfabetización (mucho mayor en Francia), su grado de interpelación a las clases populares en cuanto a la cohesión nacional en la guerra (muy distinta en Francia y en Italia), y su relación con los procesos migratorios (en los casos de España e Italia). Los materiales estudiados proceden de importantes archivos radicados en España (Universidad de Alcalá; La Roca del Vallés en Barcelona, Museo del pueblo Asturiano, Archivo de la inmigración gallega), en Italia (Archivo de escritura popular de Trento) y Francia (archivos del control postal).

Por último, leído desde la Argentina, La cultura escrita de la gente común tiene un valor agregado. Tanto en las fuentes primarias como en la bibliografía secundaria, se hacen referencias muy tangenciales al ámbito americano y menos aún a América del Sur. Esta carencia tiene la virtud de dejar abierta la posibilidad de trazar otros recorridos, de permitirnos recoger el guante para construir nuevos conocimientos situados en los contextos específicos de estas latitudes australes. En el caso de la correspondencia de los emigrantes (inmigrantes, considerados desde este lado del océano), las reflexiones de Lyons echan luz en la constitución del entramado social de la Argentina moderna. Las miles de cartas que circularon entre Europa y América constituyen el testimonio lingüístico y cultural de una masa de personas que construían un nuevo país. El intercambio epistolar evidencia una fase liminar de la identidad de las personas que comenzaba a modificarse en el mismo momento que emprendían la marcha para dar lugar a la emergencia de nuevas identidades. La correspondencia estudiada denota esa transición entre la vieja vida y la nueva vida; las descripciones y relatos insertados en ella representan el pasaporte de inserción en el nuevo entorno social, deben ser leídas como un instrumento más que fortalece los vínculos directos entre habilidades de lectura y escritura y movilidad social ascendente. En el mismo sentido, orientar las reflexiones de Lyons hacia la cultura americana, nos permite trascender las historias individuales para entender el rol fundamental que cumplió la escritura en las sociedades nuevas, en tanto vehículo de expresión de las subjetividades, en lo que se ha denominado “la codificación de la intimidad”. Al adentrarnos en la formación de la sensibilidad estética de las clases subalternas, también incursionamos a en la “tentación” de estos nobeles escribientes por la escritura literaria como espacio emergente constitutivo de la cultura argentina del siglo XX. Razones múltiples para darle la bienvenida en el ámbito académico a este fundamental libro de Lyons en su cuidada traducción al español.


Gloria Chicote

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