Libros
Laura Fernández Cordero (ed.), Hacer cosas con revistas. Publicaciones políticas y culturales del Anarquismo a la Nueva Izquierda. Buenos Aires, Tren en Movimiento, 2023, América latina en sus revistas, 279 páginas
El libro cartografía ciertas parcelas del territorio político intelectual de nuestro continente y ofrece un análisis preciso y exhaustivamente documentado de una selección de revistas culturales y políticas de las izquierdas latinoamericanas, en un arco que va desde fines de la primera década del siglo XX hasta entrados los años 80. Las contribuciones se ocupan de revistas uruguayas, mexicanas, colombianas aunque en su mayor parte argentinas. Participan del libro investigadores destacados, todos ellos vinculados con el CeDInCI y otros centros de investigación universitarios con amplia experiencia en el estudio sobre publicaciones periódicas y en las cuestiones vinculadas con las políticas de archivo. AMÉRICALee El portal de las publicaciones latinoamericanas del siglo XX, muestra ese trabajo sostenido de producción, sistematización y organización de los archivos hemerográficos en acceso abierto, que definen como “un continente de revistas”, donde se localizan gran parte de las revistas analizadas.
Se trata de una coedición de la editorial Tren en movimiento y el CeDInCI, y este es el segundo número de la serie “América latina en sus revistas”. El primero, Las revistas culturales latinoamericanas giro material tramas intelectuales y revisteriles de Horacio Tarcus funciona como contexto teórico y abanico metodológico de este segundo y cuyo prefacio firma el propio Tarcus. Dos hipótesis generales de ese prefacio hilvanan los análisis sobre publicaciones de los 10 capítulos que componen el libro. Una historiográfica, enfocada en las particularidades de la cultura de las izquierdas, sostiene que la práctica revisteril es inherente a sus modos de intervención. Otra hipótesis metodológica, explícitamente vinculada con el materialismo cultural de Raymond Williams, que insiste en las posibilidades analíticas que aún hoy puede seguir ofreciendo lo que en Williams atañe al estudio de las formaciones —aunque podrían nombrarse también las tradiciones— y grupos, en especial a aquellos que identifica como disidentes y rebeldes, que discuten el orden dominante (alternativas o de oposición). Una mirada que privilegia y apunta a las texturas y las tramas, es decir las relaciones: tramas de revistas, vínculos, textos, colecciones, redes intelectuales que permitirían, ver, al decir de Williams, “los hilos de muchas tradiciones” de buena parte del siglo XX.
El título del libro Hacer cosas con revistas coincide con el de la introducción firmada por la editora del volumen, Laura Fernández Cordero y presenta una ambigüedad productiva. Invita a pensar, por un lado en la dimensión performativa de las revistas que podría enunciarse de modo redundante como sigue: qué hacen las revistas y sus hacedores cuando llevan adelante su quehacer y cómo lo hacen, qué sentidos y significados encarnan; qué imágenes y palabras muestran y cómo escenifican esa exhibición; sugiere además el carácter formativo de la producción cultural, del lenguaje y las prácticas sociales como lo es la práctica revuiste o revisteril —término que entiendo el propio grupo que lleva adelante el libro puso en circulación— y remite a su vez a la dimensión experiencial que involucra dicha práctica: con ese énfasis son definidas en el prefacio las publicaciones: “experiencias revisteriles latinoamericanas”. Ese carácter productivo al mismo tiempo hace pensar en los efectos de una práctica cultural como modeladora de un orden social efectivo, de manera tal que las revistas puedan ser miradas no solo como productos culturales acabados sino en su interacción efectiva con otras prácticas sociales. En su introducción Fernández Cordero propone otro sentido del título que se liga no ya con los hacedores de revistas y la significación que ellas adquieren con y al margen de las intenciones de sus productores, sino vinculado con la pregunta metodológica que implica a los investigadores: cómo y qué estudiar en las publicaciones. Así a partir del gesto, que ya es de rigor en los estudios sobre publicaciones periódicas, niega el carácter meramente documental de las revistas y avanza hacia una definición que está implicada en las preguntas que motorizan ese hacer. Se trata de preguntas bien diversas que reparan en distintos aspectos de las revistas pero también señalan pertinencias de lectura: cuáles son los desafíos del análisis de revistas que son a la vez políticas y culturales; cómo pensar los efectos de sentido de la materialidad propia de las publicaciones, cómo abordar la relación entre subjetividades individuales y el carácter colectivo de una revista, de cuya producción participan no solo quienes toman las decisiones sobre los materiales a publicar y quienes firman esos textos; cómo se relacionan las revistas con el tiempo que ellas mismas se escanden periódicamente; en la línea del análisis formacional ya mencionada, cómo se agrupan y reagrupan quienes llevan adelante las publicaciones; qué grado de determinación adquieren en su conformación el género o la clase, entre otros. Más allá de su variedad, esos interrogantes acentúan aquellos aspectos vinculados con el estudio de las sociabilidades (Agulhon 1992; Sirinelli 1986); en el intento de particularizar las formas en que un medio intelectual se organiza y funciona, tratando de precisar las relaciones sutiles entre ese medio y una comunidad de valores y referencias, para, en ese movimiento, articular la especificidad de las relaciones internas de un medio intelectual con una especificidad de intervención. De esta manera, indagar la cultura de las izquierdas latinoamericanas en sus revistas, permitiría volver a mirar ciertos procesos, revisar determinadas posiciones ideológicas, matizar ciertas interpretaciones relativamente dominantes sobre períodos específicos a partir de la ampliación de cierto archivos hemerogáficos, visibilizar y reevaluar los alcances de ciertas polémicas, reconsiderar la variedad de prácticas editoriales de las izquierdas ocupándose no solo de lo producido en formato libro; complejizar el análisis de las figuras de ese espacio y de sus trayectorias intelectuales que podrán ser sopesadas bajo la mirada editorial, como hacedores de revistas, en conjunción con otras facetas como las de militante, animador cultural, ensayista, crítico, escritor o editor de libros y de antologías; atender y precisar los vínculos entre cultura y política, entre cultura y mercado que se configuran en las revistas como prácticas especializadas, por mencionar solo algunas de las cosas que hacen.
Como señalé, las preguntas son variadas y también lo es el libro. La cuestión del método se resuelve en relación con el objeto elegido en cada capítulo y los intereses de los investigadores, de modo tal que como afirma Fernández Cordero el libro puede ser leído desde la perspectiva del hacer de los investigadores como un muestrario. Muestrario también de las publicaciones cuyos domicilios no constituyen una posesión ni un secreto sino que se ofrecen abiertamente a los lectores. El ordenamiento de los capítulos del libro es cronológico y produce un efecto la temporalidad histórica no esmerada en mostrar continuidades sino atenta a momentos significativos.
Son 5 los capítulos del libro donde la preocupación metodológica es parte central de la argumentación y permiten construir hipótesis que cuestionan, extienden o renuevan las interpretaciones críticas más legitimadas. Natalia Bustelo amplía la serie discursiva de la reforma universitaria a partir de la incorporación de las revistas estudiantiles, a las que considera como articuladoras y focos de una intervención específica en los campos culturales y políticos, y decisivas sobre todo para la construcción de una figura y una cultura política propias de intelectual estudiante. En ese sentido, el capítulo se centra en los espacios y las formas en que circularon los textos reformistas y los efectos que esa circulación, en forma de volúmenes compilados produjo. Principalmente en relación con la consagración del Manifiesto liminar, como texto inaugural del ciclo reformista. Una de las cuestiones centrales que le permite mostrar la ampliación del archivo reformista con la incorporación de textos que circularon en las revistas estudiantiles, es que la consagración de ese texto fue un proceso conformado con las polémicas y discusiones que tuvieron lugar en las publicaciones estudiantiles (boletines, gacetas tribunas de las distintas federaciones) a partir de la primera circulación del manifiesto en la Gaceta universitaria de Córdoba, proceso polémico del que participa la compilación de Marcelo del Mazo.
El trabajo de Margarita Merbilhaá analiza las dos épocas de la serie de folletos Los Pensadores dirigida por el Antonio Zamora, director de la Cooperativa editorial Claridad. Sostiene que el análisis del proyecto editorial permite comprender más acabadamente la relación entre Los Pensadores y la cooperativa editorial como parte de una estrategia de inserción en el campo editorial incipiente de la década de 1920, en especial en la edición de libros baratos. Destacan los análisis de las tapas de los folletos a los que, en su primera época, Merbilhaá vincula con la estética publicitaria de los carteles propia de la cultura de masas; es en esas tapas donde localiza un modo eficaz de comunicar una noción de literatura a través de imágenes, centrada en la figura de los autores. Mientras que en la primera época los folletos constituyen verdaderos afiches de promoción de la editorial recientemente creada, en la segunda época se producen una serie de cambios y variaciones que Merbilhaá vincula con la búsqueda de una identidad para la revista que oscila entre la promoción de libros o autores asociados a una concepción de izquierda, política y cultural, o la legitimación de voces nuevas; y la vocación mercantil no exenta de calidad, legible en la materialidad de estos folletos: en las decisiones gráficas, artísticas y editoriales. Por otra parte, el análisis de un conjunto de escritos de la segunda época le permite reconocer la configuración de un proyecto más colectivo en los vínculos estrechos con los escritores de Boedo y los Artistas del Pueblo y resaltar en ellos un tono irreverente o jocoso, que ha sido tradicionalmente asignado a la vanguardia martinfierrista.
En “Leer desde el archivo: el caso de la revista Argentina”, Virginia Castro se concentra en pensar las revistas desde una perspectiva material, haciendo hincapié en la necesidad de leerlas insertas en un archivo. Este interés se relaciona con el propio trabajo de la investigadora en el CeDInCI sobre la organización del fondo personal de Cayetano Córdoba Iturburu. Propone una noción amplia de archivo hemerográfico, del cual deberían formar parte no solo los números publicados de una revista sino también las pruebas de galera corregidas, la papelería contable, la lista de suscriptores, la correspondencia entre los miembros del grupo humano que dio vida a la revista, los materiales existentes en la oficina de redacción, las memorias y los diarios íntimos, entre otros. El desafío de esta mirada consiste en evitar una confianza plena en la reconstrucción como garantía de una interpretación adecuada. Cabría pensar en una organización del archivo por fuera de la impronta del sujeto bajo cuyo nombre se reúnen los papeles y desplazar ese énfasis para producir otra organización. Si el archivo es una construcción y como señala Arlette Farge surge con el gesto de reunir o poner aparte, hay que subrayar la productividad del gesto de reunión, que Castro realiza con el caso de la revista Argentina, en el fondo personal con el que trabaja. Esto hace posible descubrir la existencia y composición de un número no publicado de la revista.
Lucas Domínguez Rubio parte de una constatación contradictoria: observa que a pesar de que las revistas fueron parte central de los proyectos intelectuales de quienes se dedicaron a la filosofía, la historia de la filosofía procede básicamente a partir del análisis del libro como el sitio privilegiado de definición de proyectos y sistemas teóricos. Propone desplazarse del foco de análisis de libros y sistemas teóricos para pensar en una historia de la filosofía que incorpore como objetos de pleno derecho revistas debates y proyectos editoriales cuya existencia fue tan numerosa como la de los libros. En las revistas en tanto herramientas de la historia intelectual radicaría la posibilidad de una contrahistoria de la filosofía, marcada por otros modos de circulación, producción, lectura. Una historia hilvanada por debates históricamente situados y determinados cuyos intereses teóricos se combinan con los intereses políticos. Afirma que estudiar las revistas filosóficas producidas en Argentina puede echar luz no solo sobre cómo se configuró la disciplina sino sobre todo hacer patentes las discusiones en que se inscribían los libros teóricos cuyos argumentos eran abordados de forma descontextualizada y en algún sentido considerados atemporales.
Karina Janello se centra en los proyectos revisteriles que acompañaron las iniciativas editoriales de Benito Milla en Uruguay. Estos proyectos a diferencia de su faceta de editor de libros no han recibido suficiente atención. Revistas, editoriales y espacios de encuentro resultan fundamentales para construir redes intelectuales y es desde esa perspectiva desde la cual Janello las aborda. Así por ejemplo, la primera de las iniciativas de milla cuadernos internacionales se inscribe en una red artista de publicaciones a nivel internacional. Las revistas que llevó adelante Cuadernos internacionales, deslinde, Letras 62 y Número —segunda época— dibujan un camino que va del anarquismo al humanismo militante que permite no solo estudiar las facetas menos exploradas de la figura de Benito Milla, sino también comprender el fundamento de los debates de los años 60 respecto de la cultura, en la que una subjetividad militante ocupará el centro de la escena. Para Janello en estas revistas se configura el ethos de un grupo de intelectuales jóvenes que consideran la cultura como una herramienta decisiva de transformación social.
Los cinco capítulos siguientes, recortan una zona de una cohesión más específica dentro del índice. Se ocupan de un conjunto de publicaciones de la llamada Nueva Izquierda latinoamericana, muchas de ellas contemporáneas entre sí en la década de 1970, consideradas en sus modos específicos de intervención intelectual. El trabajo de Adrián Celentano aborda tres publicaciones argentinas en los dos años inmediatamente posteriores al comienzo de la última dictadura militar argentina al frente de Videla. La maoísta Posta bimestral de arte y literatura (cuyo primer número apareció en junio de 1977 y alguno de cuyos integrantes estaba vinculado al PCR, como Roberto Dante Di Benedetto, Manuel Amigo y Jorge Brega), Nudos en la cultura Argentina (continuadora de Posta, cuyo primer número es de 1978) y Punto de vista (primer número, marzo 1978), para leer en ella las tareas y la función que se prescriben para la crítica cultural. Considera que la aparición de estas revistas produjo líneas de demarcación en relación con los debates previos sobre los vínculos entre intelectuales y política. Es interesante señalar el modo en que el trabajo identifica los nexos entre las revistas culturales y las distintas prensas políticas clandestinas. Así por ejemplo detecta el poder velado de imantación que, tiempo después tuvo el editorial de noviembre de 1973 del periódico clandestino del PCR Nueva Hora sobre la defensa o no del gobierno de Isabel Perón en las revistas Posta y Punto de vista, que Calentano lee en las formas de resistencia cultural enfrentadas que cada revista propuso que estuvieron conectadas con dos tendencias del maoísmo local. En el caso de Posta(y Nudos), una posición decididamente antivanguardista y que promovió una vuelta al realismo social de la década del 30 y al nacionalismo (PCR); por contraste, Punto de vista —en continuidad con la experiencia previa de Los libros— mostró en esos dos años un interés por la sociología de la cultura, la crítica literaria y la historia del psicoanálisis.
Nuevo hombre es la revista que analiza Ana Trucco Dalmas. Más allá de sus afinidades por la izquierda peronista argentina, la revista mostró en el comienzo su interés por los procesos revolucionarios de manera amplia y general. Esto se explica según la autora por la presencia de primer director de la publicación Enrique —Jarito— Walker quien planteó una propuesta novedosa al conjugar en la revista el interés revolucionario con criterios de amplitud e independencia, la vocación de actualidad política con la reflexión cultural, el carácter militante con una inserción en la gran industria periodística. En ese sentido Trucco Dalmas destaca, en la primera etapa de Nuevo Hombre un registro reflexivo que pretende acercarse a un lector no militante a través de una oferta que la autora denomina mestiza o híbrida, hibridez que radica en la fusión entre cultura, arte y política. Trucco Dalmas revisa historia de la publicación y señala las variaciones que se van produciendo en el proyecto editorial. La segunda época de la revista —que fue adquirida por el PRT luego de 24 entregas— bajo la dirección de Silvio Frondizi produjo un cambio significativo en el proyecto inicial: así, además de dejar de su simpatía por la izquierda peronista, sustituyó las notas y secciones dedicadas a la crítica cultural de reflexión intelectual por un interés dominante en la actualidad, llamando a la construcción enfrente de izquierda socialista antiimperialista. Durante la dirección de Rodolfo Mattarollo quien sucedió en la dirección de la revista a Silvio Frondizi, la revista se desplaza y cultiva un periodismo dedicado al acontecimiento y a la coyuntura. Ya en su última etapa, y en el contexto previo al golpe de estado de 1976, la revista atenúa su misión revolucionaria y propone una agenda democrática y denuncia la persecución política.
Vera Carnovale se ocupa de Militancia peronista para la liberación aparecida entre junio de 1973 y abril de 1974 bajo la dirección de Eduardo Luis Duhalde y Rodolfo Ortega Peña. La revista funcionó efectivamente como vehículo del Peronismo de Base y estuvo destinada específicamente a los cuadros militantes del movimiento peronista. La autora considera la revista como una fuente privilegiada para analizar no solo el peronismo que se identificaba con el horizonte de la Revolución sino también para estudiar zonas poco exploradas del años 70. En Militancia se registra un proceso de construcción de identidades colectivas a través de una serie de estrategias editoriales entre las que Carnovale destaca la presencia de una editorial y de secciones relativamente estables, en las que la revista no solo informaba o enseñaba sino que ponía temas en agenda y convocaba a la identificación a partir de la evocación de símbolos, experiencias y palabras del pasado peronista con el objetivo de recortar los límites identitarios de una militancia a disposición y en disputa.
Sandra Jaramillo Restrepo estudia la revista Cuadernos colombianos publicada en Bogotá entre 1974 y 1979 a la que considera un espacio privilegiado para leer el proceso de profesionalización de las ciencias sociales colombianas en una época plagada de debates políticos. Considera la revista como una plataforma donde leer ese movimiento de profesionalización de las ciencias sociales, y un espacio que contribuye a la discusión política en los círculos de izquierda que se localizan en la universidad pública. Como varios de los capítulos del libro, Jaramillo considera que el estudio de esta y otras revistas así como el de los itinerarios intelectuales de grupos e individuos pueden contribuir a la reconstrucción de un período histórico y, sobre todo, a matizar tesis historiográficas consolidadas.
El libro se cierra con el capítulo de Mariana Bayle dedicado a las revistas mexicanas Punto crítico y Cuadernos políticos. Indaga en las publicaciones los cambios más decisivos del campo cultural de las izquierdas mexicanas posteriores a 1968; el modo en que desde la revista se procesó el impacto de esas transformaciones en los grupos que las realizaban. En especial estudia esos efectos en un tópico de larga duración como lo fue el del vínculo entre las izquierdas y la tradición nacionalista revolucionaria mexicana. En sintonía con la perspectiva de Jaramillo, considera las revistas como puerta de entrada al estudio de las trayectorias y avatares de la vida política y cultural y como espacios donde se intersectan temáticas e itinerarios intelectuales. En ese sentido destaca que la variedad y cantidad de publicaciones de izquierda que circuló en México después de 1968 permite constatar la difusión y diversidad de ideas de orientación socialista. Es en ese mapa de revistas dónde intenta analizar y reconstruir algunos episodios en la izquierda intelectual.
Como es de suponer, esta revisión de Hacer cosas con revistas. Publicaciones políticas y culturales del Anarquismo a la Nueva Izquierda, no pretende resumir o agotar todo lo que en él se estudia sino más bien convocar a los lectores interesados en el objeto y la temática a sumergirse en una historia fundada en las tramas fascinantes de folletos, periódicos, boletines, revistas, grupos, itinerarios políticos, culturales, cuyos sentidos, conexiones y visibilidad no preexisten a este libro.
Verónica Delgado